
La resina natural de Jerusalén se utiliza para consagrar un lugar de oración.
Se sabe que este incienso acentúa los rituales con velas y actúa a favor de la persona que reza.
También se le atribuye la capacidad de aumentar el deseo y superar las dificultades.
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El incienso de resina de Jerusalén es una resina compuesta natural con un olor cálido a madera.
Este incienso en general proviene principalmente de la resina de árboles de la familia Boswellia, originarios de las regiones montañosas y áridas de África, como Etiopía, así como del sur de la Península Arábiga, especialmente Yemen y Omán.
La historia del incienso se remonta a más de 6.000 años, coincidiendo con el surgimiento de las primeras grandes civilizaciones de Mesopotamia y Egipto. Se utilizó en rituales religiosos, momificación y como perfume. El incienso desempeñaba un papel crucial en el comercio antiguo: se transportaba a lo largo de la famosa Ruta del Incienso, que se extendía a lo largo de más de 2.000 kilómetros.
El incienso sigue desempeñando un papel importante en diversas prácticas religiosas modernas:
En el cristianismo, el incienso se utiliza durante la misa católica en varios momentos clave:
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Durante la procesión de entrada, incensar el altar y la cruz.
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Antes de leer el Evangelio, alabar el libro.
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En el ofertorio, para incensar el pan y el vino, el celebrante, los ministros y la asamblea.
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En el momento de la consagración, durante la elevación del Cuerpo y Sangre de Cristo
El incienso también se utiliza durante los funerales, exhibiciones del Santísimo Sacramento, determinadas procesiones y vísperas solemnes.
En el budismo, particularmente en Vietnam, el incienso se utiliza para el culto a los antepasados. Se considera que el humo establece una conexión entre los vivos y los muertos. El ritual comienza con el encendido de varitas de incienso en el altar familiar, seguido de oraciones y saludos.
De manera más general, en la tradición budista, la ofrenda de incienso permite entrar en relación con seres inmateriales y tiene una función purificadora de pensamientos y emociones.
En todas estas prácticas, el humo del incienso que se eleva simboliza la oración que se eleva hacia lo divino, perpetuando así una tradición milenaria de uso del incienso en los ritos sagrados .
También se utiliza en rituales de protección, emitiendo vibraciones positivas que favorecen la prosperidad y la suerte.
En cuanto a sus beneficios, se cree que el incienso de Jerusalén aumenta el deseo de superar las dificultades y proporciona fuerza para superar los obstáculos.
Históricamente, el incienso en general era valorado por sus propiedades medicinales y se utilizaba para tratar una variedad de dolencias que iban desde problemas respiratorios hasta artritis.
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